En 2025, los ataques de ingeniería social han alcanzado un nuevo nivel de sofisticación gracias al uso de deepfakes, una tecnología que utiliza inteligencia artificial para crear contenido audiovisual hiperrealista. Estos ataques no solo son más convincentes, sino que también están afectando a empresas, gobiernos e individuos de formas sin precedentes. Desde fraudes financieros hasta campañas de desinformación, los deepfakes representan una amenaza significativa en el panorama actual de la ciberseguridad.