Hoy en día vivimos en un mundo donde la web es todo. Una aplicación es buena sólo si dispone de una interfaz web o si es, de hecho, una web (lo que conocemos como aplicación web). Cualquier servicio que dispone de aplicación de escritorio, ahora está expandiéndose a la web.

¿Qué tiene de bueno?

Es la mejor forma de poder hacer una aplicación una sola vez y que esté disponible en todos los sistemas operativos que dispongan de un navegador web.

Además los clientes tienden a tener una menor carga computacional, ya que todas las operaciones las realiza el servidor.

También podemos tener cambios constantemente en la aplicación sin que el usuario se percate de dichos cambios.

Y además, como es obvio, tienes la aplicación desde cualquier lugar, ya que está disponible en internet.

¿Y de malo?

La dependencia de internet: si nos quedamos sin conexión a internet, ya no tenemos nada. Nuestra aplicación pierde toda su disponibilidad. Dependemos de servicios externos y de su disponibilidad para poder ofrecer la nuestra.

Imaginemos que usamos una aplicación web de un programa de contabilidad y tenemos que sumar dos números. Introducimos los dos números, que son enviados al servidor. Éste realiza el cálculo y devuelve el resultado. Si tuviésemos una aplicación de escritorio, este cálculo seria casi instantáneo, ya que la suma es una operación relativamente simple para el procesador.

Pero esta ganancia en tiempo supondría un gran problema: los desarrolladores tendrían que programar una aplicación para cada sistema y mantenerla. Una operación bastante compleja debido al tiempo de desarrollo que conlleva.

Conclusión

Como bien hemos podido ver, todo tiene su parte buena y su parte mala. Si quieres tener una aplicación que pueda llegar a cualquier parte del mundo y que no necesite instalación, la mejor opción es una aplicación web. Ahora bien, dependiendo de la categoría de la aplicación, puede ser más conveniente un método u otro.

Hay un factor que hay que tener en cuenta: el servidor y la carga computacional que le queramos dar a este, ya que a más carga de trabajo en el servidor (cuantas más cosas se encargue de hacer el servidor), menos tendrá que hacer el cliente.

Si lo que necesitamos es una aplicación que no sea dependiente de la conexión a internet, lo mejor es desarrollar una aplicación de escritorio.

Aun así hay aplicaciones web que además disponen disponen de su equivalente en escritorio, como es el caso de _Telegram{:target="blank"} que dispone tanto de aplicaciones nativas para móviles y escritorio como aplicación web.